El Poder Increíble de Tu Atención: ¿Qué Ves Realmente Cuando Miras?
¿Te has dado cuenta de que cuando te enfocas intensamente en algo, el resto del mundo parece desaparecer? Es como si tu mente entrara en modo visión de túnel. Si te concentras en los pétalos de una flor, es posible que no escuches el canto de los pájaros, ni notes ese leve dolor de cabeza, ni siquiera tus pensamientos recurrentes o rumiantes.
Nuestra capacidad de darnos cuenta es increíblemente flexible, pero solo podemos ser conscientes de aquello que está en nuestro foco de atención. Sin embargo, también podemos caer en la trampa de la generalización: dispersamos la atención, perdemos el foco y terminamos prestando atención a muchas cosas... y a nada a la vez.
Somos, por naturaleza, selectivos con aquello de lo que nos damos cuenta. En nuestro entorno, y dentro de nosotros mismos, hay millones de estímulos. Aun así, elegimos unos pocos para concentrar nuestra atención, generalmente aquellos que nos resultan interesantes por alguna razón.
Fluir y Enfrentar lo Incómodo
Cuando nos permitimos fluir, el proceso de darnos cuenta nos ayuda a que ciertos eventos emerjan espontáneamente a nuestra conciencia. Pero este enfoque selectivo tiene otra cara: nos permite evitar y excluir experiencias, sobre todo las dolorosas o las no resueltas. Aquí es donde surge la pregunta clave: ¿Por qué omitimos estas cosas? ¿Qué estamos evitando realmente? ¿Qué ganamos al no darnos cuenta de ciertas realidades?
Además, el tiempo que dedicamos a darnos cuenta es muy importante. ¿Cuánto tiempo le prestamos atención a algo? ¿Minutos, horas, días? ¿O simplemente saltamos de una cosa a otra de forma automática? En esta vida con prisa que tenemos.
Sería fascinante descubrir si existe una conexión entre las cosas de las que nos damos cuenta. ¿Son agradables o desagradables? ¿Qué pasa cuando algo nos resulta incómodo? A menudo, cambiamos el foco de atención hacia algo menos doloroso. Pero al hacerlo, reducimos y limitamos nuestra capacidad de darnos cuenta. ¡Deberíamos volver a focalizar y entender por qué estamos evitando esa experiencia!
La Vida es Movimiento: Abrázala
La vida es un constante flujo de procesos. Podemos elegir darnos cuenta de estos eventos y de cómo nos integramos en ellos, o podemos evadirlos y dejar que nos afecten de forma inconsciente.
Cuando nos sentimos saturados, podemos crear un espacio entre el foco de atención y nosotros mismos. Es decir, entre esa situación de la que nos estamos dando cuenta (dolorosa o inconclusa) y nuestro "yo". Podemos tomarnos un respiro, despejar la mente, buscar una nueva perspectiva. Este espacio nos permite regresar con nuevas energías, con otra mirada a ese "darse cuenta" desagradable y, finalmente, aceptarlo.
Es necesario empezar a practicar el estar presentes. Presta atención a tu sensación, percepción o pensamiento más fuerte. ¿Cuánto tiempo permaneces en él? ¿Permites que tu "darse cuenta" fluya libremente, de lo interno a lo externo, o a la fantasía? ¿Puedes, voluntariamente, alejarte de algo que te preocupa y cambiar tu perspectiva? ¿Estás evitando darte cuenta de algo y sabes por qué? ¿O simplemente te sumerges en un mar de sensaciones, sentimientos, ideas y proyectos, dejándote llevar sin hacerte cargo de nada?
Hazte Cargo de lo que Vives
Es el momento de hacernos cargo de lo que estamos viviendo. Sea lo que sea: un suceso agradable, feliz y armonioso, o un proceso doloroso como una pérdida o un duelo que no podemos cambiar, pero que debemos aceptar tal cual es, para superarlo. Siempre, date cuenta de cómo lo estás sintiendo, de cómo lo vives y lo asumes, de lo que puedes aprender, de lo que puedes cambiar y de cómo puedes crecer a través de ello.
El darnos cuenta de los procesos que experimentamos es la prueba más grande de que estamos vivos.
Comentarios
Publicar un comentario