La infidelidad es defraudación, la traición a una relación, la violación a un convenio. Hay muchos tipos de infidelidad, pero vamos a hablar de la infidelidad sexual dentro de un matrimonio monógamo. La mayoría de las parejas acuerdan guardar una estrecha exclusividad sexual dentro del matrimonio.
Sin embargo, debemos distinguir entre infidelidad y
adulterio, el adulterio será una cuestión religiosa y
legal. Generalmente, la traición se mantiene en secreto, o se comete
a pesar de las objeciones del cónyuge, en cualquier caso, estamos hablando de
que una infidelidad, es una traición al convenio matrimonial, en donde se
establece que la pareja debe mantener su actividad sexual dentro de la relación
con las características que ambos hayan convenido.
Es común tergiversar la definición de infidelidad, cuando
uno de los cónyuges inicia flirteos, citas clandestinas o juegos sexuales
furtivos con un compañero de trabajo o con un conocido, insistiendo en que no
ha sucedido nada “malo”, porque no hubo acto sexual, sin embargo, el otro
cónyuge siente amenazada la seguridad del matrimonio. Eludir el tema en la
pareja constituye una traición a la sinceridad de la relación, un cónyuge puede
presionar al otro hasta que este acepte una “amistad” cargada de tensión
sexual, viéndose traicionado el respeto a los sentimientos de la pareja.
Podemos definir el adulterio como un acto sexual
extraconyugal, que implica infidelidad en tanto deshonestidad intra-conyugal.
El primero afecta en términos de ley o religión, pero el segundo aplica en
contra del matrimonio, es decir, de la propia pareja y por ello conlleva mayor
peligro personal.
La infidelidad tal vez no es lo más grave que puede ocurrir
dentro de un matrimonio, pero si es lo más desconcertante y
desorientador por eso se convierte en el principal medio para destruir el
matrimonio, no tanto por el aspecto sexual, sino por la carga de mentiras y
secretos, que son un esfuerzo por desorientar a la pareja a fin de rehuir el
inevitable conflicto en torno de una violación del convenio matrimonial.
En toda infidelidad intervienen por lo menos tres: El
traidor, el traicionado y el compañero de aventura. Las aventuras amorosas son
complejas, desde el punto de vista emocional, encierran bastante ira, en parte
hacia el cónyuge, en parte hacia el compañero de aventura, en parte hacia el
matrimonio.
Es importante destacar la irrealidad, la fascinación y lo
transitorio del tema, de ahí que el diccionario define affair como un apego
romántico y apasionado en general poco duradero.
La víctima es el cónyuge traicionado, de quien se oculta la
relación extraconyugal. En una aventura el elemento principal es el secreto que
protege al cónyuge de la necesidad de afrontar esta realidad desagradable.
Los problemas inherentes a la infidelidad son la culpa y los
celos, de ahí la necesidad de mantener en silencio la infidelidad. Los hombres
principalmente insisten en que sus aventuras no tienen nada de malo, pues solo
buscan placer sexual, estableciendo como regla principal el desapego emocional.
Cuando la infidelidad ocurre en un matrimonio que ha
acordado ser monógamo, puede considerarse como el síntoma de que algo dejó de
funcionar en la pareja, por tanto, es importante investigar, la o las
problemáticas que pudieron causar o detonar la infidelidad.
La infidelidad es la causa principal de separación familiar
y la primera justificación del divorcio.
Podemos clasificar le infidelidad en:
-Infidelidad circunstancial: Son infrecuentes y
ocurren en circunstancias extraordinarias, suelen ser únicas y casuales.
-Infidelidad romántica-enamoramiento: Es una
pasión intensa que amenaza al matrimonio y se parece al amor.
-Infidelidad abierta: Es aquella que forma parte
de un convenio matrimonial.
-Infidelidad constante y recurrente: Muchas
veces, ésta no es secreta, es explícita y el cónyuge puede ignorarla, fingir
que no se entera y así coopera con ella.
Las aventuras amorosas causan mucho daño, el matrimonio
puede recuperarse de ellas, pero con un costo muy alto con mucho esfuerzo y
sufrimiento.
La infidelidad puede tener un sin número de causas, pero la
mayoría se relaciona con el estado del “yo” de la persona infiel y no con la
persona engañada. Si se utiliza la infidelidad como pretexto de problemas
matrimoniales, es una manera muy complicada e ineficaz de abordar dichos
problemas. Más que tratarse de una situación emocional incontrolable es una
decisión consciente, una elección vinculada al sistema de valores del infiel
que, por no sentirse comprometido con su pareja, ya no se siente casado o
involucrado, justificando así su conducta infiel. Al tener aventuras amorosas
se rompe al apego a la pareja y es muy probable que surja el desamor.
Muchas aventuras empiezan siendo una amistad, hasta que se
produce el acto sexual y entonces la amistad se complica hasta que es
insoportable sostenerla en ese nivel.
La elección del compañero de aventura se basa más en la
diferencia respecto al cónyuge que a la superioridad, en ocasiones el tipo de
diferencia diagnostica el problema matrimonial. En la aventura se encuentra la
manera de escapar del matrimonio. La aventura salvadora no necesita ser muy
sexual, la característica principal de estos compañeros es la disposición
inmediata.
Muchas veces no se busca una alternativa al matrimonio sino
un complemento, se necesita alguien que proporcione lo que no se encuentra en
casa.
El tema de la infidelidad es muy complicado, con muchas
aristas, me queda claro que siempre involucra culpa, baja autoestima,
sentimientos de inferioridad, rompe completamente la confianza en la pareja y
genera mucho daño emocional tanto para la pareja, como para los que están
alrededor, incluso para el tercero en discordia.
Es difícil entender, por qué es preferible la mentira, el
engaño y el secreto, ante la verdad, que por difícil que sea, siempre es menos
dolorosa que la infidelidad.