Entre la Fantasía y la Realidad: El Camino hacia la Autenticidad






Generalmente, cuando tratamos de tener un ego fuerte, un buen concepto de nosotros mismos, estamos generando una fantasía, nos ponemos una máscara, una idea de nosotros que nos aleja de la vivencia real. Esta imagen fuerte de nosotros  nos llevará a ser autómatas, rígidos, predecibles, nos identificamos más con una idea de nosotros  que con la realidad de nuestros  sentimientos actuales experiencias y acciones. La vida así se divide entre la fantasía y la realidad entre lo que pensamos que somos y lo que realmente somos.

Cuando nos ponemos una meta, nos volvemos presos del temor al fracaso, si creemos que le damos una mala opinión a los demás,  nos preocupamos  mucho por cambiar esa impresión de manera que, los miedos se van alimentando mutuamente y nos alejamos cada vez más de la experiencia del momento presente.
Se trata de retomar el contacto con nosotros mismos y poder reconstruirnos, uniendo los fragmentos y renunciar a esas imágenes y fantasías que nos ponemos nosotros mismos o la sociedad y retomar el contacto con nuestras  vivencias, nuestras respuestas reales y presentes. Cuando estoy en contacto con la realidad, con el presente, viviendo los acontecimientos como son realmente sin juzgarlos, sin etiquetarlos, dejando que fluyan sin resistencia, no tengo la necesidad de un “auto-concepto” o de un “ego fuerte”  que me diga quién soy  o que debo hacer. Esta es la doctrina Zen de “no-mente” “mente vacía.” Si su mente está vacía de imágenes, ideas, intenciones, prejuicios, pasado, futuro, sólo así podemos estar en contacto con nuestras experiencias  y percepción del mundo, así como nuestro ser interior, generando un estado de conciencia y de paz. Para lograrlo se requiere una completa aceptación de nuestra experiencia presente tal y como es, si no es así, comenzamos a falsificar nuestras vidas, actuando de modo distinto a lo que pensamos, y comenzamos a representar roles impuestos, así nos dividimos entre lo que somos y lo que nos exigen ser.
Si hacemos conscientes esas ideas de crítica, control y poder, nos daremos cuenta que están sólo en nuestra cabeza,  aún cuando pensamos que es otra persona o la sociedad la que nos critica estamos en un mundo de fantasía, cuando el otro: la sociedad nos habla y nos critica, es sólo una imagen de ella, este diálogo de fantasía sucede entre diferentes partes de uno mismo.  
Generalmente pensamos que nuestros conflictos con otras personas se generan en el exterior, y es muy probable que gran parte de ese conflicto este dentro de nosotros mismos. Los problemas que tenemos solo podemos enfrentarlos cuando tenemos claro qué sentimos y qué queremos hacer al respecto. Cuando nos encontramos  en un conflicto nos identificamos en parte con nuestros propios sentimientos y deseos y en parte con nuestras fantasías que entran en conflicto con nuestro darnos cuenta, ideas acerca de lo que debería ser, expectativas catastróficas, miedos, etc.  Así muchas de mis energías están dirigidas hacia ese diálogo interno y no hacia el mundo en donde se encuentra el problema, de esta manera nos volvemos, inmaduros y autistas, nuestra energía se divide y disminuyen las posibilidades de solucionar el conflicto real. Cuando participamos en conflictos externos antes de solucionar los conflictos internos, sólo genero más conflictos. 
Si sólo reconocemos los conflictos externos tenemos muy pocas posibilidades de solución, cuando nos damos cuenta que parte del conflicto está dentro de nosotros empezamos a caminar hacia la solución. Nos hacemos responsables de nuestras dificultades y dejamos de culpar a los demás. Podemos aprender a identificar estos conflictos internos, aceptarlos, y aprender de ellos. El primer paso es hacernos conscientes de esa actividad basada en la fantasía que existe dentro de nosotros, en el conflicto yo a yo, para poder dirigirlo hacia afuera  en el conflicto yo a otros, mientras esto sucede el conflicto se vuelve más real y explicito y podemos empezar a trabajar en la solución.
Para lograrlo empecemos por escucharnos a nosotros mismos, por ver y hacer conscientes esos pensamientos  recurrentes que tenemos en la cabeza, simplemente veámoslos y hagamos conciencia de cómo permitimos que nos invadan, nos lastimen y nos obsesionen tomemos el control de estos pensamientos, aceptemos como son, considerando lo que no podamos cambiar y aceptémoslo sin resistencia y entremos en acción con lo que si podemos. 
Podemos actuar siempre desde nuestro propio equilibrio dejando fluir la energía que se libera al solucionar el conflicto dándonos un sentimiento de claridad, fuerza, poder y paz.

Comentarios

Entradas populares