El poder del silencio
¿Hace cuanto tiempo que no estás en silencio? ¿un día?, ¿una
semana?, ¿un mes? Por silencio, no me refiero únicamente a la ausencia de
ruido, hablo de lograr un estado de paz, de dulzura y soledad que te permita un
crecimiento espiritual.
La cotidianidad nos llena de ruido, un ruido que distrae
nuestra atención y nos obliga a mirar siempre afuera, a no darnos cuenta. Este
ruido exterior tiene origen en el tráfico, en el trabajo, en un café muy
concurrido, en el centro comercial, en los medios informativos, en el celular,
en la Tablet, en una plataforma de streaming, la computadora o las redes
sociales.
¿Qué tan seguido buscas un espacio sin ruido? ¿qué tan seguido
buscas o promueves un tiempo de silencio? que te permita escucharte encontrarte
y estar presente. No es una tarea sencilla, al contrario, tener la mente en
blanco para obtener silencio es bastante complicado. Notarás que cuando te
aíslas del ruido exterior, te invade el ruido interior que te bombardea con
ideas, recuerdos, pendientes, resentimientos o preocupaciones que te impide
llegar a ese estado en silencio y paz interior que te conecte con lo que
realmente eres y con lo que crees.
A veces el silencio resulta doloroso, pero nos ayuda a
purificarnos. El silencio no se logra fácilmente, es un proceso que demanda
tiempo, esfuerzo, concentración y dedicación.
Solo hay un camino para encontrarnos y es a través del
silencio, un silencio que se puede convertir en nuestra guarida, un el lugar donde
nos sentirnos protegidos y en paz.
Permite que el silencio, como la luz del sol te ilumine y
poco a poco sentirás le necesidad, cada vez mayor de estar en silencio para
descubrir su dulzura.
Guardar silencio, no es dejar de hablar, es sentir,
encontrarte a ti mismo, estar presente y consciente. Observa cómo la
naturaleza, las flores, los árboles crecen en silencio. El silencio logra que
tengas una visión distinta de las cosas. No tengas miedo de escuchar a tu
interior.
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