TRES FASES EN EL CAMINO DE LA VIDA

Quizá hayas notado que entre los jóvenes, los adultos y las personas de la tercera edad existen comportamientos específicos que hacen que los distingamos, más que por su edad, por su manera de ver la vida. Para el joven la vida es un juego, lleno de riesgos, emociones y sobretodo <moda>. Para los adultos, la norma, las reglas y el buen comportamiento es lo que debe regir la vida. Pero para las personas de la tercera edad, la fe, el credo y la religión debe ser el motor de la vida humana.

Estas son tres diferentes actitudes con las que las personas enfrentan la vida y cada fase representa un nivel de madurez, de esto hablaba precisamente el filósofo Danés Kierkegaard, estudioso de  la existencia humana. Él afirmaba que los seres humanos enfrentamos la vida bajo tres actitudes vitales diferentes:

1. La fase estética: aquí están todos aquellos que sólo viven el momento, aquellos que se concentran en conseguir el placer. Son personas que consideran que lo bueno es lo bello, lo hermoso o lo grato, por tanto viven en el mundo de los sentidos, no se cuestionan el mundo, no reflexionan mucho sus acciones, pues lo que importa es sentir y el placer inmediato. Las personas que presentan esta actitud frente a la vida se convierten en juguetes de sus propios placeres, son presas de su estado de ánimo y tratan de no asumir compromisos o responsabilidades. Se preocupan por ellos mismos, por verse bien y ser aceptados, se angustian por lo que parecen más que por lo que son. Todo se juzga en términos de <aburrido o divertido>. Es natural que, quien vive en la fase estética tenga una relación de juego con la realidad, por tanto, juega a ser el (la) súper modelo, el galán o “el mi rey” para ponerlo en códigos actuales. La vanidad es la que domina la conducta y, alrededor de la vanidad giran la mayoría de las decisiones, por ello, llegan a sentir angustia y vacío con frecuencia.
La fase estética no está relacionada necesariamente con la edad física, sino con la edad mental, pues, no podemos negar que hemos convivido con personas que rebasan los 40 años de edad y siguen instalados en la fase estética, es más, me atrevería a decir que, es una fase o actitud que distingue al siglo XXI.

De acuerdo a Kierkegaard, la persona que vive en la fase estética puede optar por dar un <salto> hacia una fase superior (la fase ética), lo que sugiere un cambio interno, un crecimiento que viene desde dentro

2. La fase ética: es la fase de la seriedad, se caracteriza porque el comportamiento humano se rige por criterios morales. En esta fase la gente intenta vivir de acuerdo a la ley moral, como en el imperativo categórico de Kant, es decir, en la vida no se debe actuar por placer, se debe hacer lo justo y lo necesario, aunque no sea placentero. Quienes viven en la fase estética intentan actuar de manera que su comportamiento sea un modelo a seguir, digno de imitación y por tanto, todo se juzga en términos de <correcto o equivocado>.
Hay que señalar que para Kierkegaard, la fase ética tampoco es la más satisfactoria, ya que tanta norma, privilegia la razón pero castiga al espíritu, por ello, es natural que las personas que viven en la fase ética, se agoten de ser tan cumplidores o minuciosos, al grado de volver a caer en la fase estética y regresan a la actitud del juego, la diversión y la vanidad. Sólo aquellos que logran descubrir que la esencia de la vida no está en ninguno de los dos extremos, que si bien, la vida no es puro placer, pero tampoco puro reglamento, darán el salto sustancial hacia la tercera fase.
3. La fase religiosa: aquí aparecen las personas que después de tanto andar, eligen la fe ante el placer estético y el deber de la razón. Es cuando por fin el ser humano encuentra el equilibrio, la conciliación, porque encuentra la voluntad de conectarse con Dios. Es natural que las personas que han llegado a este nivel superior de madurez presenten rasgos de humildad, de sencillez y por tanto, frente a la vida presentan una actitud espiritual. No buscan lo bello, lo entretenido, ni lo aceptable o lo correcto; buscan lo eterno. La vida se trata de dar, no de recibir ni de juzgar. Aunque esta etapa se distingue por rasgos que presentan los adultos mayores, la verdad es que, la edad mental y no la edad física es el verdadero requisito.
Kierkegaard, clasifica estos tres tipos de actitudes en fases, para marcar que se puede vivir en las fases inferiores y de pronto madurar, y dar un <salto> hasta una fase superior, sin embargo, también es verdad que mucha gente vive en la misma fase toda la vida.
Estas tres fases no solo aplican a personas, pueden aplicar a culturas enteras, es imposible no ligar al pueblo Alemán o Inglés con la fase ética; o a los Tibetanos o Indus con la fase religiosa.
La realidad es que, la actitud con la que enfrentamos la vida, da cuenta, de la fase en la que estamos, de lo que nos falta por crecer y del grado de madurez que hemos adquirido.
JORGE TORRES

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