De la Publicidad a la Paz: Reflexiones sobre la Navidad y el Consumo
Estamos rodeados por estímulos de marketing en forma de anuncios, tiendas, productos que compiten por nuestra atención y nuestro dinero, la mercadotecnia nos enseña cual debe ser nuestra visión del mundo: que automóvil, casa, tableta, celular, ropa, viajes desear. La cultura de masas que incluye el cine, libros, deportes y hasta celebraciones que consume el mercado masivo también afecta nuestra manera de ver el mundo en relación con los acontecimientos sociales como él matrimonio, la muerte o las celebraciones. Sin embargo, muchas personas no se dan cuenta de cuan influenciados están al tomar estas decisiones, a menudo las personas no compran productos por lo que hacen sino por lo que significan.
En los años recientes las expectativas sensoriales que
recibimos de productos y servicios tienen un papel muy importante cuando
elegimos entre una marca y otra. Conforme aumenta la cantidad de objetos que la
gente acumula, los consumidores tienen mayor deseo de adquirir artículos que
les den algún tipo de placer, es decir que tengan mayor impacto emocional,
generado por un producto.
Ya desde mediados de octubre empezamos a encontrar artículos
navideños en las tiendas, empiezan las campañas de promoción de juguetes en la
televisión, así como las famosas ventas especiales en donde los vendedores
utilizan técnicas publicitarias y de marketing específicas para atraer a una
gran multitud y crean un ambiente frenético y desordenado. ¿Qué tan lejos puede
llegar alguien por aprovechar una oferta? Somos capaces de pasar horas y horas
en un centro comercial, esperar haciendo grades filas para conseguir lo que
buscamos o salir en la madrugada con las manos llenas de cosas, que por
supuesto exceden el presupuesto destinado a comprar los regalos de esta época.
Podemos ser presas de la adición al consumo creando una dependencia fisiológica
o psicológica a los productos o servicios que consumimos. En esta época se
puede también manifestar una adición a la tecnología, en las ventas especiales
los artículos que más se venden son los teléfonos celulares, las pantallas, las
tabletas, que como sabemos pasan muy rápido de moda y se vuelven obsoletas
obligándonos al consumo continuo de estos artículos.
La temporada navideña nos permite tener el pretexto ideal
para consumir: los regalos para los intercambios en el trabajo, la escuela y la
familia, regalos que realmente no compraríamos si no fuera por el compromiso
social que implican. El gasto en adornos para la casa, el árbol, coronas,
muñecos, luces, etc. Las compras para la cena, en la que según la traducción
hay que consumir ciertos alimentos que por cierto en esta época aumentan su precio.
Los regalos para los más cercanos incluyendo a los niños a los cuales ya fueron
bombardeados previamente con la información necesaria sobre las maravillas que
conlleva tener cierta muñeca, carritos, pistolas, juegos electrónicos, etc.
De esta manera en consumo compulsivo nos permite disminuir la tensión, la
ansiedad, la depresión o el aburrimiento. Y también nos lleva en muchas
ocasiones a endeudarnos pues los gastos que se generan en esta época suelen
exceder el aguinaldo recibido, así que siempre se puede recurrir a las tarjetas
de crédito para poder realizar estos gastos.
La Navidad en latín: Nativitas, nacimiento es
una de las festividades más importantes del cristianismo. Esta solemnidad,
que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se celebra el 25 de
diciembre en la iglesia católica, en la iglesia anglicana, en algunas
comunidades protestantes y en la mayoría de las Iglesias ortodoxas.
Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo
significado es misa (mass) de Cristo. En algunas lenguas germánicas,
como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa noche de
bendición. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica,
celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
Muchas personas consideran que el significado de la Navidad
responde a manifestación de ciertos valores humanos que durante el
año se mantienen más olvidados. Algunos de ellos son la solidaridad, la unidad,
la alegría, la esperanza la familia, el amor y la paz. Estos valores están
representados en creencias religiosas.
Cuando se valora la Navidad desde este punto de vista, el
significado de la Navidad se entiende como un periodo de
celebración por la llegada al mundo de Jesús y su mensaje. Un mensaje de
esperanza, de paz, de perdón, de reconciliación, Jesús nació de manera muy
humilde y de esa forma transcurrió toda su vida, predico con el ejemplo el amor
a los demás, la solidaridad con el pobre, el que no tiene o el que no sabe nos
enseñó a compartir a vivir en armonía y a respetar la vida humana sin importar
como se manifestará, a través de la enfermedad, de la pobreza, la riqueza o
incluso comportamientos inadecuados. Jesús hablo de misericordia, de no juzgar,
de amor al prójimo, de perdonar a los demás, de dar a todos sin importar su
condición. La Navidad tendría que ser una época de comprensión de su forma de
vivir, sus conceptos, sus obras y sus enseñanzas. Una época de celebración, de
festejar la vida y el mensaje de Jesús.
Hoy en día el comercio ha distorsionado la Navidad, la ha
diseñado como la época de compras compulsivas. La alegría de la Navidad es
directamente proporcional a nuestra capacidad de compra. Si hay compras y
regalos abundantes, fiestas, comida y alcohol entonces la sociedad nos da el
distintivo de Navidad Feliz. Y nos olvidamos por completo de prepararnos para
recibir a Jesús y de vivir su mensaje.
Algunas fechas tienen un gran peso mercadológico.
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