La Esperanza como Refugio: Superando Conflictos y Desafíos Personales




Seguimos inmersos en un mundo confuso. Irak, Siria, Rusia, Ucrania siguen en conflicto desde hace mucho tiempo, las minorías son perseguidas, y forzadas a huir y dejar atrás sus casas, trabajos y hasta sus costumbres o simplemente asesinadas por su religión y su manera de pensar.

Hay conflictos en Nigeria, Libia, Sudán del Sur, República Centroafricana, y en el Congo. Lugares en donde la guerra se vuelve cotidiana.

La semana pasada murieron 130 estudiantes en Pakistán y en México seguimos buscando a 43 estudiantes desaparecidos desde hace 10 años. Estos conflictos nos llevan a vivir en el miedo, en el enojo, en la sensación continua de injusticia ya sea que los experimentemos como próximos o a distancia, siempre nos dejan un mal sabor de boca no importa la perspectiva que tengamos de ellos.

Seguramente a nivel personal, no faltan los conflictos familiares, laborales, deudas,  enfermedades,  pérdidas,  tristezas y  culpas.

Sin embargo, ante este panorama desolador, tenemos esperanza. La esperanza de alcanzar ese lugar de paz, armonía y reconciliación, ese lugar de justicia en donde no haya trata de personas, niños muertos o desaparecidos, hambre o guerra. La esperanza de sentirnos bien, tranquilos, equilibrados, de ser felices y de encontrar lo que buscamos, de sentirnos satisfechos con lo que hacemos. La esperanza de alcanzar paz interior y armonía con el mundo. 

El amor incondicional, la humildad, el perdón y la reconciliación, si pudiéramos concentrarnos la mayoría de nosotros en estos conceptos, uniendo toda nuestra energía, para que todas esas cosas feas que hoy azotan al mundo dejen de pasar. Somos más los habitantes de este planeta que queremos vivir en paz que aquellos que tienen el poder para generar el caos la guerra y la violencia.

La esperanza se produce cuando creemos que podemos lograr algo en la vida, que podemos alcanzar esas metas que nos hemos propuesto, y que podemos conseguir esos cambios que tanto buscamos. Sin embargo, esta esperanza depende de nuestros pensamientos positivos, si estamos cargados de pesimismo, de ideas de inferioridad y de la certeza de que no alcanzaremos nunca nuestros sueños, de que la vida siempre nos ofrece muy poco; seguramente nos estaremos limitando nosotros mismos para alcanzar ese estado de bienestar y armonía que buscamos.

La esperanza es un estado de ánimo positivo, basado en la expectativa de resultados favorables, relacionados a eventos de la propia vida o del mundo entero. La esperanza nos permite creer que aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro, sueño o cambio importante en su vida y en la de los demás.

Las personas suelen aferrarse a la esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. Se trata de un recurso que nos ayuda a no caer en la depresión, basado en la idea férrea de que pronto las cosas mejorarán. Esa confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y tranquilidad; por otro lado, cuando se pierde o resulta difícil alcanzarla, la vida se vuelve una ardua batalla contra los obstáculos.

El color verde es el color de la esperanza. Los griegos, los romanos, los nórdicos son pueblos que han considerado la esperanza como un elemento importante en su mitología o filosofía.

En cualquier circunstancia por la que estemos atravesando, sea un evento positivo en nuestra vida como el nacimiento de un bebé, el conseguir un nuevo trabajo, o vencer alguna enfermedad, así como eventos negativos como las pérdidas, las depresiones, o la soledad, si vemos cada uno de los momentos de nuestras vidas bajo la luz de la esperanza, disfrutaremos más los regalos que nos da la vida y aceptáremos con mejor ánimo las pruebas que nos presenta.

Cuando cerramos un ciclo, ponemos en la balanza momentos positivos y negativos, que ya no podemos modificar, sin embargo, también es la oportunidad de enfrentar el nuevo ciclo que empezamos llenos de esperanza, si podemos modificar la energía con la que enfrentamos cada momento. 

Es tiempo de reconsiderar con qué enfoque vamos a enfrentar la vida, es la oportunidad de reconfigurar hacia dónde vamos, hacia la desesperanza o hacia la esperanza de tener una buena vida.

 

                                                                                                                                         

 











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