De la Manipulación al Abuso: La Realidad Oculta en las Relaciones




 

Muchas veces en este tipo de relaciones los temas relacionados con el dinero, la sexualidad, la inestabilidad laboral y los problemas con los hijos son sólo la forma de ocultar un problema profundo de abuso, son sólo la punta del iceberg.

Las relaciones sexuales en algunas ocasiones pueden ser la excusa para tratar de mantener el poder y el control sobre la pareja. En una buena relación la intensidad de los sentimientos sexuales se complementa con amistad, respeto y atención hacia el otro. Pero cuando estamos dentro de una pareja abusiva, es muy probable que él o ella conviertan la sexualidad en un plano de desequilibrio, con constantes comentarios negativos o comparaciones con otras personas y su pareja, poniéndola siempre en una situación de inferioridad. Teniendo efectos devastadores.

En muchas relaciones podemos encontrarnos con que hay algunos aspectos de la pareja que no nos gustan, sin embargo, cuando la relación es sana, se busca a través de la negociación y la adaptación establecer algunos cambios, pero en las parejas abusivas como habíamos mencionado, sólo se busca tener el control, a través de la agresión y la humillación. En una pareja el abusador es el que toma el control sobre la vida sexual.

El dinero puede tener un enorme valor emocional y simbólico, la forma en que éste se maneja, indica con frecuencia el grado de confianza que hay en una relación, pues quien lo gana y decide como se gasta es quien generalmente tiene el poder. El dinero puede ser un símbolo de competencia, autosuficiencia y libertad. Muchas veces a través del dinero aprendemos a demostrar el amor, dando cosas o regalos en lugar de atención. La relación con el dinero normalmente la aprendemos en la niñez y muchas veces puede ser la fuente de conflictos y discusiones. En ocasiones, dentro de una pareja abusiva, el abusador es mantenido por su pareja sin que exista una correspondencia en cuanto a labores que se realizan en la familia, y que equilibre las responsabilidades. Cuando el abusador es el que contribuye con la mayor parte de los ingresos el determinará en que se gasta el dinero, esta es otra manera de ejercer el control sobre su pareja. Es muy probable que no comparta la situación económica de la pareja y que la mayor parte del ingreso se destine a sus necesidades y caprichos personales. En el tema del dinero el abusador no toma en cuenta la capacidad para ganar él mismo, sino la capacidad para dominar y manipular al otro.

En una pareja abusiva también hay que controlar la vida social del otro, controlar sus sentimientos, opiniones, pensamientos y maneras de actuar. Normalmente busca relacionarse con personas con un estilo de vida parecido al suyo, o que aprueben su manera de ser, los demás no caben en el círculo de amigos de la pareja.  El que recibe el abuso normalmente para no tener conflictos acepta limitar su grupo de amistades o familiares, de esta manera se genera un aislamiento de la pareja.

Los niños pueden ser rivales en la competencia del afecto y la atención por parte de él o la compañera.  Sobre todo, si no son sus hijos, y son producto de una relación anterior. El o la abusadora siente celos de los niños, siente que no es atendido como debe y puede incluso también canalizar su agresión hacia los niños, incluso si son sus hijos. Puede también atacar a la pareja criticando su rol paterno o materno. Y controla a su pareja pues él o ella cede ante la agresión que reciben los niños y tratando de evitarla genera más agresión, pues refuerza el control que puede ejercer el otro a través de los niños. Los niños también pueden ser usados como cómplices de uno de los padres, haciendo alianzas con uno de ellos y quedando así en medio de los problemas de pareja. El niño se ve atrapado en una conspiración de adultos, que seguramente no entiende pero que seguramente lo dejará muy lastimado. Los niños que viven dentro de una relación abusiva también pueden ser objeto de ataques físicos, y psicológicos, con los cuales se ven profundamente afectados en su autoestima, de esta manera el o la abusadora mantiene el control sobre la familia entera. El conyugue que permite la agresión de cualquier forma, sobre el niño se convierte en cómplice silencioso del abusador.

Es muy importante que reconozcamos todas estas conductas insanas en nuestra pareja y podamos poner una solución antes de que el daño personal y familiar sea profundo y grave. 

La persona que abusa de su pareja necesita apoyo psicológico, así como el que recibe la agresión y debe estar consciente que al permitir estas conductas no contribuye a la salud mental de su pareja, la de sus hijos o la suya propia.


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