Fobias y Ansiedad: Cuando el Miedo se Vuelve Incapacitante
El miedo también puede ser desadaptativo cuando se produce en una situación neutral o no amenazante que se malinterpreta como una amenaza potencial.
Por lo tanto, el miedo es un estado neurofisiológico automático primitivo de alarma, que conlleva la valoración cognitiva de una amenaza o peligro inminente para la seguridad física o psíquica del individuo.
La fobia es un miedo excesivo y persistente asociado a un
objeto o situación que generalmente no es una fuente significativa de peligro.
Aunque la persona fóbica considera su miedo como inexplicable o irracional,
experimenta una ansiedad abrumadora ante el estimulo que genera la fobia.
Con el objetivo de evitar esta fobia la persona va a limitar sus actividades y ocupaciones diarias. Este rechazo le permite controlar su ansiedad y hace más llevadera su vida.
Tipos de fobias:
Acrofobia Miedo
a las alturas.
Agorafobia Miedo
a lugares abiertos.
Ailurofobia Miedo
a los gatos.
Aquafobia Miedo
al agua.
Claustrofobia Miedo
a los espacios cerrados.
Cinofobia Miedo
a los perros.
Misofobia Miedo
a la suciedad y a los gérmenes.
Pirofobia Miedo
al fuego.
Xenofobia Miedo
a los extranjeros.
Zoofobia Miedo
a los animales.
Amaxofobia Miedo a viajar en transportes y a la sociedad.
Las fobias pueden ser muy incapacitantes, algunas personas no pueden salir de sus casas, ni trabajos o desplazarse, pues la confrontación con el objeto temido puede generar pánico.
La ansiedad puede definirse como un estado emocional desagradable, en el cual existen sentimientos de peligro inminente, caracterizado por intranquilidad, tensión.
El pánico es un estado de ansiedad extrema, aguda e intensa acompañada por una desorganización de la personalidad y de la funcionalidad en la vida diaria.
La ansiedad es un sistema complejo de respuestas conductuales,
fisiológicas, por ejemplo: taquicardia, hipertensión, sudoración; afectivas y
cognitivas que se activa al anticipar sucesos o circunstancias que se juzgan
como muy adversas porque se perciben como acontecimientos imprevisibles e incontrolables,
que potencialmente podrían amenazar los intereses vitales de un individuo. La
ansiedad preocupa más al que la sufre, por el estado constante de nerviosismo y
agitación que le provoca dicha angustia e interfiere con el desarrollo de la
vida cotidiana.
Así, el miedo como valoración automática ante un peligro constituye el origen de la ansiedad. Sin embargo, la ansiedad por otra parte es un estado duradero de amenaza que incluye otros factores cognitivos además del miedo, como la percepción de adversidad, la incertidumbre, la vulnerabilidad y la incapacidad para obtener resultados esperados. Tanto el miedo como la ansiedad tienen una orientación hacia el futuro.
Todos hemos experimentado tanto miedo como ansiedad. El miedo prepara al organismo para dar una respuesta contra los peligros que amenazan la vida, así como ante cualquier emergencia.
Los miedos son más frecuentes en los niños, mientras que la ansiedad se presenta más continuamente en la edad adulta.
Como hemos visto esta gama emocional esta presente en la vida cotidiana de muchas personas, sin embargo, el grado en que estas emociones afectan el funcionamiento de la vida diaria va a determinar la necesidad de buscar ayuda profesional; para así aprender a manejar y gestionar adecuadamente estas emociones, que en cierto grado nos son muy útiles para reaccionar ante algún peligro y ponernos a salvo. Pero, en muchos otros casos pueden resultar incapacitantes y controlar nuestro desarrollo y participación social.
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